Por Sebastián Cazorla
Ignacio López Goñi (Pamplona, 1962) es microbiólogo y doctor en Biología por la Universidad de Navarra. Actualmente compagina su trabajo como investigador y profesor de Microbiología con una intensa actividad de divulgación científica a través de microBIOblog, un portal de noticias y curiosidades sobre virus, bacterias y otros asuntos relacionados con la microbiología y la ciencia en general. Defensor de que ciencia y humanidades no son tan dispares como solemos pensar, participa el próximo 6 de mayo en el I Encuentro Iberoamericano de Profesores de Humanidades, donde intervendrá en un conversatorio sobre filosofía, ciencia y tecnología.
A priori no hay relación directa entre filosofía y ciencia…
—A mí me parece bien que el encuentro tenga en cuenta la ciencia porque guarda relación con las humanidades: ambas intentan conocer qué es lo que nos rodea. Hoy en día nos enfrentamos a problemas complejos y las soluciones no vienen solo de un área: es necesario cada vez más el trabajo transdisciplinar. Por lo tanto, este tipo de encuentros con áreas que pueden parecer dispares es un acierto.
Ahora con la inteligencia artificial hay mucho debate con la moral y la ética…
—Los temas éticos están en nuestro quehacer humano y tiene que impregnar toda nuestra actividad. Muchas veces cuando hablamos de estos temas lo primero que suele hacer la gente es intentar poner barreras al conocimiento científico, pero es que tiene que estar subordinado al bien común. Hoy en día tenemos capacidad técnica para hacer muchas cosas, aunque hay algunas que igual no se tienen que hacer. Además, la ciencia es un quehacer común, por lo que la gente tiene derecho a opinar. No todo lo que técnicamente se puede hacer, se debe hacer.
¿Por qué son tan importantes los microbios?
—Siempre suelo decir que son unos buenos tipos que tienen mala fama. Pueden derivar en pandemias, como la que hemos vivido. La inmensa mayoría de los microorganismos que están en el planeta cumplen una función vital, la vida no sería posible sin ellos. Todo es posible gracias al mundo microbiano, no podría existir la vida. Además, hay una gran cantidad de productos que usamos y dependen de ellos, como la levadura. Siempre digo que sin la levadura la vida sería más dura: no tendríamos pan, cerveza, vino… Muchos medicamentos también vienen de este mundo. El problema es que una minoría nos produce enfermedades y por eso tienen mala fama.
La ciencia se suele asociar con algo aburrido, ¿cómo consigues que tus clases no lo sean?
—Keith Chesterton solía decir que divertido no es lo contrario de serio, sino de aburrido. Puedes hablar de cosas serias de manera interesante. Soy profesor y de esa pasión por enseñar aparece mi faceta de divulgador. Lo que a mí me funciona es contar historias, historias que apasionen a la gente y las relaciono con mi materia. Si solo me pongo a explicar bacterias y virus, sería un coñazo, pero si lo enlazo con noticias y temas de interés a la gente le atrae.
¿Cómo de importante es que la gente joven aprenda sobre ciencia?
—En la pandemia se ha visto, es fundamental. Una sociedad mejor formada científicamente es menos manipulable, más libre y más democrática. A veces hay contraposición entre cultura y ciencia; yo soy de los que piensan que la ciencia es cultura. Cuando se lanzó el bono cultural recuerdo que dije: ¿y la ciencia no es cultura? De la misma manera que si uno pregunta quién escribió El Quijote y no lo sabes eres un inculto, debemos saber qué hizo Darwin, qué es un gen…
Hablando de la pandemia, ¿que tenía de especial? ¿Se veía venir?
—Se veía venir, siempre se espera una pandemia, pero no sabemos ni cuándo ni dónde. Lo que se esperaba y se sigue esperando es algún susto con el virus de la gripe. La OMS ya hablaba hace años de la amenaza de la enfermedad X. Decían que podría aparecer un virus que se transmitiese por vía respiratoria, difícil de controlar y para el cual la población no tuviera inmunidad previa. Eso es lo que ha sido la covid-19.
El trato de los medios de comunicación a la pandemia…
—Depende del medio, algunos lo han hecho francamente bien y se han formado bien. Para otros ha sido intentar buscar protagonismo y noticias sensacionalistas. Todavía las hay. Recuerdo que el otro día comenté en un medio español que hablaba de una nueva variante que no recuerdo cómo se llamaba y preocupaba a los científicos por sus nuevos síntomas. Ni hay nueva variante, ni preocupa a los científicos ni tiene nuevos síntomas. Otro titular: “La variante Californiana, el diablo ya está aquí”. ¿Alguien se acuerda de esta variante? Nadie. Ha habido mucho sensacionalismo por algunos medios de comunicación.