Por Encarna Cuenca
¿Qué pasaría si todos hiciéramos más preguntas en nuestra vida cotidiana? Me surge esa reflexión a partir de una afirmación de Isidor Isaac Rabí, premio Nobel de Física en 1944, quien asegura que su madre fue la responsable de su interés científico y su éxito en la vida. Según Rabí, su madre, en lugar de preguntarle «¿aprendiste algo hoy?» al volver de la escuela, le preguntaba «¿hiciste una buena pregunta hoy?».
En el ámbito científico, hacer preguntas esenciales es clave para el progreso y el avance en el conocimiento. También en filosofía, hacer buenas preguntas es imprescindible para comprender y cuestionar el mundo y nuestra existencia mediante la reflexión y el análisis crítico.
Pero hacerse preguntas no solo es importante en el ámbito académico, sino también en la vida personal y en la participación comunitaria. Hacerse preguntas nos permite explorar nuevas ideas, conocerse a sí mismo, obtener información y comprender mejor el mundo que nos rodea. Además, ayuda a identificar problemas y encontrar soluciones creativas que mejoren la vida de las personas.
En resumen, hacerse preguntas es una herramienta esencial para el aprendizaje, el desarrollo personal y la participación ciudadana, para la educación. Sin cuestionamientos, ¿cómo podemos avanzar?, ¿cómo se desarrollará el arte?, ¿cómo se humanizará la tecnología? En la tarea educativa, ¿cómo podemos ayudar a nuestro alumnado a cuestionarse el mundo? Sin duda, el profesorado de Filosofía nos dará muchas claves y más preguntas.
Así que, ¿qué te has preguntado hoy?