Por Sebastián Cazorla
La filosofía es una de esas ciencias que el tiempo y la sociedad ha ido apartando de nuestras vidas lentamente. Un par de horas semanales en Bachillerato bastan para abarcar la historia completa de la filosofía o, por lo menos, eso se pretende. Sin embargo, la filosofía no correrá la misma suerte que Sócrates, asesinado por el pueblo. Aparece una nueva figura, el divulgador filosófico, que acerca estos pensamientos a cualquier interesado.
Uno de estos divulgadores es Enric Fernández, creador del canal de YouTube Adictos a la filosofía, donde explica el pensamiento filosófico de modo que sea comprensible para el gran público. El próximo 6 de mayo participará en el I Encuentro Iberoamericano de Profesores de Humanidades, con la ponencia Enseñar filosofía en YouTube… ¿una atrocidad?
Tu pasión por la filosofía viene de lejos, ¿cómo empezaste en este mundillo?
—Yo era un chaval que se hacía muchas preguntas, me preocupaba el tema de la muerte, la libertad, lo típico que a muchos adolescentes les preocupa, si la vida tiene sentido… No sabía que eran preguntas filosóficas porque en la ESO no había tenido ninguna asignatura de filosofía, pero ya en Bachillerato la tuve y descubrí que me estaba haciendo preguntas filosóficas sin saberlo.
Para mí fue un choque, como enamorarme casi. Eso era lo que estaba buscando y lo acababa de encontrar. Si que es verdad que el camino luego fue más tortuoso porque notaba las presiones sociales en contra de estudiar una carrera de letras, especialmente Filosofía. Inicialmente pensé en hacer una carrera científica y me matriculé en Bioquímica, pero cuando me preguntaban qué estudiaba siempre añadía que después haría Filosofía. Un día me desperté y me di cuenta de que eso no tenía ningún sentido: dedicar cuatro años a estudiar algo que no me apetecía. No llegué a pisar la Facultad de Ciencias y nunca me he arrepentido de esa decisión.
Hay mucho prejuicio con respecto a la filosofía referente al paro.
—Alguna vez he dado charlas en institutos y siempre la pregunta que sale es la de las salidas. Es algo que también me preocupaba cuando era un chaval. Cada vez estoy viendo más que es un factor a tener en cuenta, pero no debe ser determinante. Si has estudiado algo que te apasiona, tienes mucho más que aportar que si has hecho algo para encontrar un trabajo, que a lo mejor ni lo haces. Está bien preocuparse por las salidas, que filosofía las tiene, pero lo realmente importante tiene que ser que te apasione.
—Sí, básicamente el profesor que tuve es el que me despertó esta pasión. Yo le notaba la que él tenía y es algo que se transmite: si uno está despierto y tiene esa disposición, es muy fácil que contagie esa misma pasión. Estoy segurísimo de que con otro profesor probablemente no me habría pasado y a lo mejor hubiera estado con las mismas preguntas pero con otro rumbo.
¿Consideras que se enseña bien la filosofía en el instituto?
—Creo que se hace lo que se puede con las horas que se tienen. Podríamos hacer castillos en el aire de cómo podría hacerse, pero luego te dan dos horas a la semana y con eso no se puede hacer mucho más. Yo entiendo que se plantea el primer año como una perspectiva general y el segundo como autores. Como se quieren tratar todos los autores posibles y no se puede, al final es como dar ninguno. Es muy difícil. Yo lo he estado pensando, pero no sé cómo lo enfocaría. Primero, le daría más horas, pero luego no sé qué vale más la pena. Hacer un repaso histórico, profundizar en unos pocos, olvidarnos de la historia y centrarnos en temas… No sé muy bien qué se tendría que hacer porque, claro, con las horas que dan es muy difícil.
Es un tema complejo, al igual que la filosofía, a la que todavía no le hemos dado una definición…
—Es algo muy difícil de explicar. Yo casi te diría que hay tantas definiciones como filósofos, exagerando. A mí me gusta tirar de etimología: filosofía viene del griego, es la unión de filia (amor o amistad) y sofía (sabiduría). Entonces si la filosofía es el amor por la sabiduría, la pregunta cambia a ¿qué es la sabiduría? Si nos vamos a los griegos, Aristóteles o Platón, vemos que ellos entienden el concepto de sabiduría como el modo de conocimiento más perfecto sobre todas las cosas. La filosofía es esa ciencia que se hace las preguntas fundamentales de todas las cosas y que intenta ir a la raíz de todo. Al estudiar filosofía también estás estudiando los fundamentos de las otras ciencias. El físico o el biólogo para hacer su actividad tiene que dar por supuestas una serie de cosas, pero esos presupuestos también valen la pena analizarlos.
—Sí, la filosofía tiene ese idealismo inicial. Los clásicos decían que nace de la admiración que nos despierta la realidad. El ser humano se encuentra arrojado en el mundo y todo le sorprende; de esa sorpresa nace la pregunta filosófica, el ¿por qué? Ese anhelo por conocer, que sí tiene mucho de idealista porque busca conocerlo todo, es lo que mueve todo al final.
Ya sabemos qué es la filosofía, pero ¿para qué sirve?
—Esa es muy buena pregunta. De entrada, si no somos muy tiquismiquis con la palabra, la filosofía sirve para muchas cosas. Estudias, por ejemplo, qué es lo que hace que un argumento sea válido, algo que tiene mucha utilidad cuando te expones a un debate político y poder discernir cuándo están jugando con las emociones, haciendo una falacia… Dicho esto, a mí me gusta poner en cuestión el presupuesto de la pregunta ¿por qué tiene que servir para algo? A lo mejor no sirve para nada, pero las cosas que más valoramos son aquellas cuyo valor es intrínseco. La filosofía te permite buscar un conocimiento especial cuyo valor radica en que lo tiene en sí mismo.
No te gusta nada el cientificismo, ¿por qué?
—Definir «cientificismo» es controvertido. A mí no me importa qué etiqueta le pongamos, a mí me importan las posiciones. Muchas veces veo en mi canal de YouTube comentarios que dicen que la ciencia pura es el único método de conocimiento válido y que todo lo que se salga de ahí es mera opinión. Lo que yo veo de alguna manera es que las personas con ese tipo de posición no se dan cuenta de que es incoherente.
A esa misma tesis, que solo es un tipo de conocimiento válido, el científico, no se puede llegar usando el método científico. No puedo hacer un experimento en un laboratorio y ver que el único método de conocimiento válido es el científico. Por tanto, es una posición que se socaba a sí misma. Según sus propios estándares, no se podría aceptar como verdadera. Uno ve que hay muchos temas, preguntas, que no se pueden legitimar usando los métodos de la ciencia empírica, los tienes que abordar de una manera más abstracta, algo que hace la filosofía.
Tengo un vídeo hablando del tema en el que algunas personas me comentaban que atacaba a la ciencia. No. A mucha gente le pasa que confunde la ciencia con el cientificismo. No se ataca la ciencia, al contrario: la crítica al cientificismo se hace en defensa de la ciencia, porque cuando te llega alguien que pone en cuestión el método científico no se lo puedes defender con el método científico, lo tienes que hacer apelando a cosas más básicas y de naturaleza filosófica. Si no permites que la filosofía sea una forma de conocimiento, no vas a tener las herramientas para defender la ciencia cuando alguien la ponga en cuestión.